Propuestas de acciones claras y patentes

Fuente de la imagen: geralt en pixabay
(mvc[1], Málaga, España). Vía una administración pública que disponía de información acerca de mis relativos, compartidos y siempre criticables resultados empresariales recientes, se me propuso participar en un proyecto de reestructuración empresarial. Tuve que declinar la invitación por una razón de ética, ya que la colaboración se planteaba externa al grupo empresarial que me acoge profesionalmente y eso no era posible. Me rogó que asistiera a un encuentro donde los nuevos posibles colaboradores presentarían sus propuestas, de forma que posteriormente expresara mi opinión. No podía decir que no, así que acepté en pro de alimentar la cultura empresarial que estoy mamando día a día. La experiencia ha sido formidable, hasta tal punto que le pedí a mi anfitrión que me permitiera contarte las conclusiones en este sitio, por si te eran de interés. Me autorizó con la condición que le mandara el texto, cosa que hice ayer, para supervisarlo ¡Estos funcionarios! Al alba he recibido su correo y los dos párrafos verificados, con alguna censura en la expresión, que lo entiendo y las acepto, ya que la redacción inicial podría generar interpretaciones o pistas inadecuadas o fuera de contexto. Ahí van las conclusiones autorizadas.

Diría que el 100% de los consultores preseleccionados disponían de un alto perfil profesional. Será porque estamos en periodo de crisis por lo que en el ámbito territorial donde me muevo, Andalucía, los profesionales del ramo y algún que otro funcionario, curiosamente tienden a confundir la reestructuración empresarial y el cambio organizacional con una administración concursal, una liquidación o un cierre. Las propuestas presentadas muy técnicas y elaboradas. No obstante, difiero de la mayoría de las soluciones que se plantearon. En un alto porcentaje, el 80%, los proyectos se sustentaban en patrones deducidos de métodos en los que los proponentes eran expertos en su aplicación (auditores externos, administradores concursales, ex-directores financieros, especialistas en marketing, consultores en recursos humanos, etc.), pero no en esa reingeniería y reordenación empresarial que se buscaba, en ver la empresa como un todo, a la vez que detectar y armonizar el corazón de todas sus partes y reconducir su "alma". En algún caso, incluso creí detectar presunta obsolescencia en los conocimientos que se pretendían aplicar.

Sí me gustaron aquellos proyectos, el 20% restante, que proponían acciones tan claras y patentes que no podían ser puestas en duda o negadas, sustentando las decisiones en el mejor y más actual conocimiento que realmente funcione, no razonados en enfoques directivos “exitosos” o presuntamente testados en décadas pasadas. Ciertamente, lo mismo que cualquiera puede escribir un libro de autoayuda y auto nombrarse experto en la materia, la evidencia es difícil en la empresa, pero tiene base ponderar la actuación consultora asentada en una lógica real, mejorada e impregnada de la dura certidumbre de esa realidad sin tapujos. Si crees que estás en el 80%, sugiero que busques desesperadamente nuevos conocimientos y percepciones y actualices tus habilidades y las nociones que ya dispones, al tiempo que percibas, sientas, el proyecto a reestructurar como un todo con sus partes, que necesita un cambio en varios ángulos, para que siga funcionando más y mejor, no para liquidarlo o presentar una suspensión de pagos. Fuente de la imagen: geralt en pixabay.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. Evidencia. 2009. Sitio visitado el 20/03/2021.