(mvc, Málaga, España) - Hace unas décadas, me decía un profesor universitario que cuando tuviera que solicitar la realización de una tarea, se la pidiera primero a la persona que estuviera atareada, ya que, probablemente, la ejecutaría antes y mejor que aquélla que estuviera ociosa. Parece que un grupo de psicólogos descubrió hace unos años el por qué las personas posponen unas actividades más que otras, Motivating minds (The Economist).
La investigación arrojó como resultado que aquéllos a quienes se les presentó información y tareas concretas, respondían con más precisión, en comparación con los otros a quienes se les pedía pensar en abstracto. Es más, los que manejaron el pensamiento concreto, lograron cumplir con los tiempos estimados, a diferencia de los que trabajaron con el pensamiento abstracto, que superaron esas condiciones en un 56%.
Las personas acostumbramos a demorar el remate de algunas tareas, probablemente debido a la poca confianza que albergamos de ejecutarlas con éxito. Mientras que unos piensan que esta actitud se debe a la impulsividad y a la falta de autocontrol, otros reflexionan que se trata del atributo perfeccionista del mismo sujeto. También, existen estudios que revelan que el aplazamiento puede brotar como resultado de una faena poco seductora, espinosa o gravosa, lo que manifiesta que la rápida ejecución de una labor dependerá de cómo es ésta mostrada (Fuente de la imagen: pixabay).