Mientras más pequeña, mejor

(mvc, Málaga, España) He terminado de hojear el libro “Gestión de personas en la nueva economía” (editorial Esic), del que fue mi profesor de Técnicas de Negociación en Derecho, Andrés Minguez Vela, donde escribe sobre los recursos humanos en la nueva economía, las empresas.com. Sin embargo, reseño aquí el texto, porque me ha gustado la definición que hace de “las agendas ocultas”, hábito o estrategia que comentaba al final del post La máscara veneciana, y que Andrés define como ·esos intereses u objetivos que no pueden ponerse encima de la mesa porque, en el fondo, son inconfesables y que responden a rencillas, rencores, ambiciones, venganzas, prejuicios, conflictos históricos o deseos contrarios a los objetivos explícitos" de la empresa, de la división, del departamento o del equipo y que pueden dirigirse contra el jefe o responsable del equipo o contra otros colaboradores/as. Otros especialistas coinciden con el autor en que las agendas ocultas puedan dar lugar a: luchas por el liderazgo de la organización; envidias entre colaboradores; resistencia a la tarea o al cambio; generación de rumores infundados para menoscabar la cohesión del equipo, etc. 

Dice Minguez que cuando se es víctima de las agendas ocultas, se pueden seguir los siguientes caminos: ignorarlas, si sus efectos son limitados o afectan a una pequeña parte del equipo y, en todo caso, cuando se prevé que van a tener una vida breve; combatirlas en silencio, basando el contraataque en relaciones interpersonales que aíslan al componente del equipo protagonista de la agenda; racionalizar la situación, apelando al sentido de madurez del equipo para no dejarse influir por emociones negativas de una parte de sus miembros, pero siempre con alusiones impersonales a las agendas ocultas; cartas boca arriba, eso es, desvelar públicamente las operaciones de acoso y derribo, estrategia que debe reservarse para momentos de clara superioridad y tiene la desventaja de herir el amor propio de quien va a perder. Antonio, psicólogo y especialista en gestión de personas, ya me recomendaba en 1998 reducir al máximo las hojas de las agendas ocultas y si se pueden erradicar, mejor (Fuente de la imagen: pixabay).