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Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
Esto se logra mediante la creación de equipos multidisciplinarios, la implementación de metodologías de trabajo ágiles y la promoción de una cultura de la innovación y el aprendizaje continuo. En este tipo de organizaciones, se valora la capacidad de adaptación, la creatividad y la colaboración, lo que permite a la empresa anticiparse a los cambios del mercado y aprovechar nuevas oportunidades de negocio. La transición hacia estructuras más planas y ágiles no está exenta de retos. Requiere un cambio profundo en la mentalidad de los directivos y los empleados, que deben aprender a trabajar de forma más colaborativa y autónoma. Asimismo, es necesario invertir en la formación y el desarrollo de los empleados, para que puedan adquirir las habilidades necesarias para desenvolverse en este nuevo entorno. No obstante, las ventajas de este tipo de estructuras son evidentes. Las organizaciones que adoptan modelos más planos y ágiles suelen ser más innovadoras, eficientes y capaces de adaptarse a los cambios del mercado. Asimismo, estos modelos favorecen la creación de un ambiente de trabajo más motivador y enriquecedor, lo que contribuye a atraer y retener el talento.